Un ‘match’ entre la marca y el influencer con final feliz

Marcar la diferencia no es fácil, y más si hablamos en el mundo de la publicidad, donde son muchas las marcas que, cada día, impactan al consumidor e intentan llamar su atención y llegar a lo más profundo de su corazón. Porque cuando una persona está enamorada siente una atracción poderosa, irracional e incontrolable hacia alguien o algo. Éste, es el principal reto de empresas y marcas, que buscan seducir a un consumidor que recibe infinidad de ‘inputs’ a diario. Un desafío nada sencillo en un mundo ‘hiperconectado’, en el que destacar sobre los demás es cada vez más complicado.

Vivimos en una sociedad cada vez más exigente, y más si en términos de digitalización se refiere. Para llegar al consumidor, para llamar su atención, que se fije en la marca y en las virtudes de la misma, es necesario entender que tenemos que acercarnos a él y convertirnos en su más fiel acompañante, tanto en los buenos como en los malos momentos.

Algo clave, y que no siempre se tiene en cuenta, es que hay que hablar en su idioma. Y con esto, no solo nos referimos a la lengua en la que le trasladamos los mensajes; sino también al lenguaje que empleamos. Si queremos que el cliente nos escuche, debemos hablar como él. Es decir, si el ‘target’ de nuestra marca es el público joven, no nos podemos dirigir al mismo con tecnicismos o palabras que nunca usarían. Debemos expresarnos como ellos, en definitiva, estar a su lado.

Lo mismo sucede con el canal que empleamos para comunicarnos. Si las redes sociales forman parte de su día a día y sus referentes aparecen en éstas, debemos tener presencia aquí y aliarnos con aquellos perfiles que representan bien a nuestra marca (algo que está en consonancia con los valores y objetivos de ésta) y que tienen una audiencia común a la que queremos llegar.

¿Y qué mejor manera que enamorar al consumidor de la mano de las redes sociales? La Generación Z está entrando con más fuerza que nunca en este mundo. Y, si ya de normal, el mundo del social media era toda una revolución, lo que se viene lo es aún más. Los influencers han abierto un nuevo paradigma dentro del sector del marketing y las marcas han comprobado cómo realizar campañas de la mano de ellos puede ser muy rentable. Pero aquí se abre una brecha, pues si bien es cierto que las campañas con influencers llaman la atención a las marcas, cada vez son más los anunciantes que buscan nuevas vías para poder medir ese retorno de la inversión.

Este es uno de los enfoques en los que trabaja Peoople, el social ecommerce de recomendaciones en el que hemos lanzado un nuevo servicio para marcas y anunciantes, Peoople For Brands. Se trata de un nuevo canal de venta con el que las empresas pueden hacer sus campañas de marketing de influencers de forma eficaz midiendo, por primera vez, el retorno de la inversión.

Una de las ventajas que ofrecen desde el social ecommerce a las marcas es que pueden segmentar a los influencers. De esta forma, pueden seleccionar a aquellos que cuentan con una comunidad afín a su target. Así, pueden llegar al público que puede estar más interesado en el tipo de contenido que se les va a ofrecer, y lograr así mayores posibilidades de que se enamoren de la marca y, por tanto, de conseguir una mayor conversión a ventas.

Los influencers pueden recomendar un producto o experiencia a través de las stories de Instagram y dejar esa recomendación almacenada dentro de una biblioteca en su perfil de Peoople. De esta forma, los usuarios pueden acceder a la misma y hacer la compra de ese producto o servicio a través de un link que le lleva directamente al ecommerce de la marca, generando beneficios para ésta y para el propio influencer. Toda una historia de amor entre marca e influencer que perdura en el tiempo gracias a Peoople.

Y es que las campañas que se lanzan a través de Peoople son perdurables en el tiempo (no desaparecen en 24-48 horas), y ésta es una de las grandes diferencias con respecto a otras plataformas. Los impactos se pueden prolongar durante varias semanas. Con Peoople hacemos que «esas historias de amor» entre los consumidores y las marcas sean más largas y tengan un final feliz.

Un final feliz para las empresas, que aumentan sus ventas y conectan con su público; para los consumidores, que obtienen lo que desean; y también para el influencer, que consigue ingresos, una nueva forma de llegar a su audiencia y una plataforma en la que almacenar el contenido que crea sin que desaparezca pocas horas después.

Sin duda, nos encontramos en un momento en el que hay que explorar nuevos formatos, nuevas vías que permitan situar a la marca en el centro, que se convierta en la más deseada, en la que representa los valores del consumidor y su forma de ser. Solo así, el consumidor hará «match» con la marca.