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Solo el 34% de la Generación Z emplaza el teletrabajo en su Top 3 de prioridades laborales. En esta misma línea, únicamente el 30% de los centennials desea trabajar al 100% en remoto.
En los últimos meses, y al calor de la pandemia, muchos empleados han comenzado a huir en desbandada de las empresas que les tenían hasta ahora en nómina en busca de nuevas oportunidades laborales.
Muchos de quienes están dando portazo a su puesto de trabajo son millennials, que a ojos de no pocas empresas son idénticos a la generación inmediatamente posterior: los centennials. Sin embargo, en el universo laboral la Generación Z poco o nada tiene que ver con la Generación del Milenio. Y si las empresas desean de verdad atraer y atar en corto al talento centennial, deben tener claro que la Generación Z es dueña de una identidad propia completamente diferente de la de los millennials.
De acuerdo con un reciente estudio de ZSpeak, los centennials están bastante más apegados al dinero en los entornos laborales de lo que pudiera parecer a bote pronto. Y como las generaciones precedentes, otorgan muchísima relevancia a los salarios justos (una demanda que es, por otra parte, totalmente normal). El 61% de los jóvenes adscritos a la Generación Z asegura que los emolumentos y los beneficios económicos solapados al desempeño de su trabajo son definitivamente lo más importante para ellos.
Otro mito que hace trizas el informe de ZSpeak es la importancia elevada a la máxima potencia que los centennials endilgan supuestamente al trabajo en remoto. Sin embargo, solo el 34% de la Generación Z emplaza las opciones de «home office» en su Top 3 de prioridades laborales. Y en esta misma línea, únicamente el 30% de los centennials desea trabajar al 100% en remoto, tal y como recoge Fast Company.
No en vano, el 70% de la Generación Z se decanta por los modelos de trabajo híbrido (48%) o por el trabajo mayoritariamente presencial en la oficina (22%).
El trabajo en remoto no es prioritario para los centennials
Puesto que muchos centennials incursionaron por primera vez en el mundo del trabajo durante la pandemia, están también más ávidos de vivir en primera persona lo que es trabajar en la oficina para salir de las cuatro paredes de su hogar.
Mucha más entreverada de verdad es otra asunción que tendemos a adjudicar a la Generación Z: el énfasis que otorga a la salud mental. Este asunto en particular forma parte del Top 3 de prioridades en el trabajo del 51% de los centennials. Para esta generación es, por ende, muy importante que las empresas les procuren el soporte adecuado para afrontar eventuales problemas de salud mental. Y ese soporte debe pasar necesariamente por la terapia psicológica y la conciliación.
A diferencia de los «baby boomers», la Generación X y los millennials, que en el trabajo se han acostumbrado a tener que bregar (tristemente) con muchas horas extra, líderes tóxicos, acoso y discriminación, los centennials no están dispuestos a tolerar este tipo de situaciones en los entornos laborales.
Del informe de ZSpeak se infiere que la Generación Z no está intrínsecamente en contra del trabajo en su vertiente más tradicional. Los centennials simplemente desean que las empresas se tomen la molestia de entender aquello a lo que su generación da prioridad (y por qué) y que implementen los cambios necesarios para satisfacer adecuadamente sus expectativas.
Esto no quiere decir, no obstante, que la Generación Z sea egoísta y se mire excesivamente el ombligo. Los beneficios que los centennials reclaman en el trabajo son no solo para ellos sino para toda la plantilla. Su objetivo es, al fin y al cabo, revestir el lugar de trabajo de un ambiente más saludable para todos los trabajadores y liberarlo de las garras de costumbres que, ancladas en el pasado, son en realidad terriblemente ponzoñosas.
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