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Aunque llevará aún bastante tiempo levantar sus cimientos y convertirlo en “mainstream”, 2022 se perfila como un años absolutamente decisivo en la historia del metaverso.
Desde que los ordenadores salieran del cascarón en su vertiente más primitiva la humanidad ha acariciado siempre la idea de alumbrar universos virtuales y conectados. Y lo que hasta hace no mucho era una mera quimera ha acabado trocándose en una realidad, aún incipiente pero perfectamente posible, con la entrada en escena del metaverso.
Que el metaverso esté actualmente en boca de todos parece en todo caso excepcionalmente oportuno desde el punto de vista del «timing». Cuando el mundo brega aún con liberarse del tóxico abrazo de la pandemia, la oportunidad de escapar de la realidad para viajar a universos alternativos se antoja extraordinariamente tentadora.
Quizás por ello, y consciente de que ese y no otro era el momento más oportuno, Facebook decidía rebautizarse como Meta el pasado mes de octubre con el ánimo de dar cuenta de la preponderancia de la que gozará el metaverso en su propio futuro.
El metaverso redefinirá por compleo la manera en que interactuamos, trabajamos y jugamos. Y aunque llevará aún bastante tiempo levantar sus cimientos y convertirlo en «mainstream», 2022 se perfila como un año absolutamente decisivo en la historia del metaverso. A lo largo de los próximos doce meses las marcas moverán ficha en este espacio de nueva hornada y darán indicios de cómo será realmente su presencia en el metaverso que se otea ya en el horizonte.
Apple, Google y Amazon robarán focos a Meta en el ámbito del metaverso
Aunque Meta ha sido la empresa en torno a la cual han orbitado buena parte de las conversaciones emanadas del metaverso en los últimos meses, en 2022 Apple y Google darán probablemente un paso al centro para robar focos a la empresa liderada por Mark Zuckerberg, profetiza Tim Parkin en un artículo para Inc.
Apple tiene, al fin y al cabo, en el horno un dispositivo de realidad virtual y realidad aumentada, pero los desafíos técnicos que entraña este proyecto podría postergar el lanzamiento de este dispositivo.
Por su parte, Google, que siempre ha sido pionero en el ámbito de realidad aumentada y la realidad virtual con proyectos como Google Cardboard y Google Glass, se sacará casi con toda seguridad de la chistera un «wearable» enfocado al metaverso.
De todos modos, y más allá de los dispositivos de realidad virtual, el metaverso necesitará estar apoyado en una infraestructura de dimensiones colosales para procurar amparo sin colapsarse a los millones de personas que presumiblemente desfilarán por allí en los tiempos venideros. Y en este ámbito Amazon parece abocado a acaparar buena parte del protagonismo a través de su servicio en la nube AWS (que tiene ya en su larga nómina de clientes a empresas como Netflix y Slack).
Además, parece claro que Amazon producirá también hardware de nueva hornada con el último objetivo de dar acceso a los usuarios al metaverso. Resulta difícil imaginar que la compañía vaya a dejar pasar este tren.
En 2022 el metaverso cobrará forma apoyándose en buena medida en el universo del «gaming». No podía ser de otra manera si tenemos en cuenta que muchos videojuegos son ya metaversos embrionarios con millones de jugadores jugando, interactuando y llevando a cabo allí transacciones de manera simultánea. Uno de esos metaversos nacidos directamente del «gaming» es Fortnite, que es ya una maquinaria perfectamente engrasada desde el punto de vista de la monetización.
En la gestación del metaverso el «gaming» tiene mucho que decir
En el metaverso emparentado con el «gaming» tendrá también mucho que decir en 2022 Microsoft, que tras la adquisición de Activision Blizzard por 70.000 millones de dólares lo tiene todo a favor para robustecer su posición en un metaverso abocado a ser un auténtico vergel en el plano financiero. El gigante de Redmond cobija además en su seno a la tecnología de realidad mixta HoloLens, por lo que será probablemente una de las empresas más poderosas en el metaverso y en 2022 comenzará a exhibir músculo en este ámbito de actividad, dice Parkin.
Para construir el metaverso se necesita, no obstante, mucho más que tecnología pura y dura. Desarrollar experiencias inmersivas capaces de satisfacer a todo tipo de usuarios requiere toda un plétora de creadores. Razón de más por la que los grandes gigantes tecnológicos se están esforzando en estos momentos en reclutar creadores por doquier.
El «user-generated content» desempeñará un rol absolutamente crucial en el metaverso. Y en los meses venideros asistiremos a toda una miríada de herramientas para que todos tengan la oportunidad de construir su propia presencia en el metaverso.
Por otra parte, conviene recordar que el metaverso, que hoy por hoy plantea más preguntas que respuestas, trae también bajo el brazo un buen puñado de desafíos.
Las empresas que están dando fuelle al metaverso deberán responder a retos directamente emparentados con la privacidad, la seguridad y la accesibilidad. Y a lo largo de este año estos desafíos se trocarán en acaloradas discusiones que podrían dar forma al futuro del metaverso.
Del resultado de tales discusiones dependerán quizás las ganas (o la inapetencia) que tenga la gente de zambullirse en las procelosas aguas del metaverso, tan infestado de oportunidades como de potenciales peligros, concluye Parkin.
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