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¿Es de verdad impropio que adidas haya decidido responder a las necesidades de las mujeres reales y haya decidido vender sus nuevos sujetadores deportivos de la manera más realista posible?
Hace unos días adidas presentaba en sociedad su nueva colección de sujetadores deportivos tuiteando una controvertida imagen de 25 pares de pechos desnudos. Y como siempre que asoma algo de piel desnuda a las redes sociales, fueron muchos los que pusieron el grito en el cielo y acusaron a la célebre marca deportiva de abrazar el fenómeno «body positive» para llenarse codiciosamente los bolsillos.
En lugar de colocar bajo los focos senos simétricos, tersos y artificialmente hermosos, la cacareada campaña de adidas fija mirada en mamas que nada tienen de pluscuamperfectas y que son grandes, pequeñas, víctimas en mayor y en menor medida de la fuerza de la gravedad, más o menos arrugadas y de todos los colores.
Con su campaña, tan admirada como vituperada, adidas ha querido hacer hincapié en una circunstancia que no debería en modo alguno ser objeto de debate: los pechos femeninos de todas las formas y tamaño merecen sujeción y confort.
La nueva línea de sostenes deportivos de la marca alemana hace justicia a la diversidad en los senos femeninos y por eso para vender las bondades de esta colección adidas cede el primer plano a mamas de mujeres reales.
Con su nueva campaña adidas parece, por ende, abrir por fin la puerta a la diversidad al universo (vergonzantemente homogéneo) de los pechos femeninos. Sin embargo, no todos han contemplado lo último de adidas como preñado de buenas intenciones y en las redes sociales no han tardado en aflorar aceradas críticas contra la marca por querer llenar sus arcas hasta la bandera explotando en su propio beneficio la tendencia «body positive».
Pero, ¿pasaría algo si adidas estuviera de verdad incurriendo en aquello de lo que se le acusa? Puede que a algunos se les olvide, pero el principal objetivo de las marcas es vender los productos que ofertan, enfatiza Bettina Sonnenschein en un artículo para Horizont. Además, conviene recordar que en el ramo textil mostrar en la publicidad la parte del cuerpo del producto anunciado es la norma. No tiene sentido, al fin y al cabo, posar los ojos en la cabeza y no las piernas cuando las marcas venden pantalones y resulta asimismo un sinsentido que un anuncio de calcetines se mire hacia las orejas y no hacia los pies.
¿Es caso digno de vituperios que una marca se avenga por fin a fabricar sostenes para mujeres con senos de todas las formas y tamaños?
Lo que sí resulta más novedoso es que una marca (adidas en este caso) haya decidido fabricar prendas aptas para mujeres de todas las formas y tamaños y no solo para la maniquíes que desfilan por la pasarela.
¿Es de verdad impropio que adidas haya decidido responder a las necesidades de las mujeres reales y haya escogido vender sus nuevos sujetadores deportivos de la manera más realista posible? ¿O quizás el verdadero escándalo de todo esto (si acaso lo hay) es vender la nueva campaña de adidas como una revolución?
Que los sostenes femeninos rara vez se amoldan a la perfección a los senos femeninos no resulta en modo alguno nada nuevo. Y por esta razón que adidas se ufane de ser la primera marca en hacer hincapié en los problemas que lastran desde el principio de los tiempos a los sujetadores es también el epítome de lo ridículo.
Las marcas son perfectamente conscientes de que los sostenes que venden rara vez se acomodan con éxito al busto de las mujeres, pero aun así se abstienen deliberadamente de solventar el problema porque resulta más sencillo para ellas producir sujetadores que abarcan tan solo una somera horquilla de tallas (generalmente entre la 70 B y las 100 F).
Es positivo en todo caso que una marca (adidas) haya decidido emprender una ruta más compleja en relación con los sostenes femeninos. Por ello (y poco más) es merecedora la marca alemana de lisonjas.
Que para que su nueva campaña no sea tildada de pornográfica en Instagram adidas haya tenido que cubrir los pezones que la protagonizan parece mucho más noticioso que la propia campaña en sí, aunque el tema abre un debate que no tiene a bote pronto solución por la cerrazón de los censores de la filial de Meta a la hora de vetar (sí o sí) los pezones femeninos, concluye Sonnenschein.
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