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El problema (en absoluto baladí) que sopla su gélido aliento en la nuca al metaverso es el fuerte vínculo entre anonimato y comportamientos abusivos.
Hace unos días Meta (la empresa otrora conocida como Facebook) presentaba en sociedad un cambio de muchísimo relieve en el metaverso Horizon Venues: un sistema bautizado con el nombre de «Personal Boundary» que impide que el espacio personal del avatar del usuario sea violentado por otras personas.
Este cambio, que quizás ha tardado demasiado en llegar, coloca bajo los focos un problema que ha sido quizás soslayado en el metaverso en detrimento de un reto que resulta a bote pronto mucho más conspicuo: la privacidad.
El problema (en absoluto baladí) que sopla su gélido aliento en la nuca al metaverso es el poderoso nexo entre los comportamientos abusivos y al anonimato reinante en los universos virtuales.
Y no se trata de un problema nuevo en absoluto. Allá por 1969 un estudio de Phillip Zimbardo, de la Association ofr Psycholgical Science, establecía ya vínculos entre el anonimato y el comportamiento abusivo. Los resultados de esta investigación volvieron a emerger a la superficie en 2018 y están otra vez de plena actualidad, tal y como recoge Inc.
El anonimato del metaverso podría ser el germen de comportamiento abusivos
Además, el de Zimbardo no el es único informe que emparenta el anonimato con los comportamientos de naturaleza abusiva. En 2012 una investigación emprendida por Marek Palasinksi, de la Universidad de Leicester, reveló una tendencia sumamente alarmante. Y es que en los entornos gobernados por el anonimato los personas están menos predispuestas a ayudar a quienes son confrontados con situaciones de abuso y acoso.
Bien es cierto que los comportamientos abusivos no son necesariamente los dominantes en internet (que ya es, al fin y a cabo, el epítome del anonimato), pero tales comportamientos podrían ser aún más feroces y comunes en el metaverso (que muchas personas utilizarán, no obstante, para levantar los cimientos de relaciones positivas y duraderas).
A la hora de explorar el metaverso conviene, por lo tanto, no perder jamás de vista la seguridad de los datos y el comportamiento humano (que puede eventualmente llenarse de ponzoña).
Si no se toman desde el principio medidas encaminadas a garantizar la seguridad en el metaverso, en los mundos virtuales podría terminar apalancándose con inusitada fuerza la lóbrega sombra del acoso sexual, el abuso y la violencia.
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