La trastienda de la compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft

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Con Activision Blizzard a su vera Microsoft se convertirá en la tercera mayor empresa de videojuegos del mundo, solo por detrás de Sony (PlayStation) y el gigante chino Tencent.

Desde que ayer por la tarde saltara la noticia no se habla de otra cosa en la efervescente industria de los videojuegos: Microsoft se dispone a echar el guante a Activision Blizzard por nada más y nada menos que 68.700 millones de dólares.

Que la noticia se haya convertido en la comidilla en el universo del «gaming» parece en todo caso completamente justificado. Al fin y al cabo, Microsoft, que es la cuarta empresa más grande del mundo en el mercado de los videojuegos, quiere integrar en sus dominios a la séptima compañía más poderosa en este ramo de actividad. Con Activision Blizzard a su vera Microsoft se convertirá en la tercera empresa de videojuegos del mundo, solo por detrás de Sony (PlayStation) y el gigante chino Tencent.

La «megacompra», que se completará previsiblemente a mediados de 2023, deberá bregar con la resistencia autoridades antimonopolio, que podrían no dar luz verde a la operación después de todo. Además, los accionistas de Activision Blizzard deberán dar también su visto bueno a la adquisición.

De la operación resulta no solo fascinante la colosal cifra que una y otra parte han acordado sino también la circunstancia de que Microsoft haya fijado la mirada en una compañía tan exitosa como carcomida por los escándalos. No deja de resultar sorprendente que el fabricante de las videoconsolas Xbox, que ha luchado siempre de manera muy activa contra la discriminación en el mundo del «gaming», haya decidido poner ojitos a una compañía con un porfolio de videojuegos extraordinariamente atractivos pero también con una larga nómina de problemas internos.

Los escándalos en el seno de Activision Blizzard podrían pasar factura a Microsoft

Por una parte, Activision Blizzard, que continuará operando de manera independiente hasta que se haya fraguado la transacción, es dueña de celebérrimos videojuegos como «World of Warcraft», «Overwatch», «Call of Duty», «Diablo» y «Candy Crush». Y por otra, la compañía ha copado en los últimos tiempos múltiples titulares (en absoluto laudatorios) por el acoso sexual y la discriminación que campan supuestamente a sus anchas en sus dominios.

Bobby Kotick, CEO de Activision Blizzard, ha recibido un copioso chaparrón de críticas por la manera que ha gestionado las acusaciones de acoso sexual dirigidas contra altos ejecutivos de la compañía. Y el hecho de que Kotick vaya a seguir al frente de la compañía no hará sino dar más fuelle a las críticas (ya de por sí aceradísimas) vertidas contra Activision Blizzard.

La compañía anunció en todo caso el lunes que desde junio de 2021 había despedido o forzado la dimisión de más de tres docenas de empleados e impuesto medidas disciplinarias a otros 40 a fin de liberar de la ponzoña a su cultura corporativa (que hasta hace no mucho era al parecer terriblemente tóxica).

Microsoft ha comprado varias empresas de videojuegos durante los últimos años, tantas que algunos «gamers» han llegado a temer que solo podrían disfrutar de sus videojuegos favoritos en Xbox o en ordenadores con sistema operativo Windows.

La empresa de Redmond ha invertido, por ejemplo, 2.500 millones de dólares en la compañía sueca Mojang, la matriz de «Minecraft«. Microsoft ha regado asimismo con 7.500 millones de dólares las arcas de Zenimax, la empresa detrás de videojuegos como «Doom», «The Elder Scrolls» o «Fallout». Estas y otras adquisiciones e inversiones han ayudado a la compañía liderada por Satya Nadella a dar alas al atractivo de Xbox y también del sistema de suscripción Xbox Game Pass.

Con Activision Blizzard Microsoft suma ahora otro nombre de muchos quilates que le permitirá acelerar el crecimiento de su división de «gaming» en mobile, en PCs, en videoconsolas y en la nube y también levantar los cimientos de su presencia en el cacareado metaverso, la evolución de la red de redes que hoy todos conocemos.  

En un momento en que conceptos como el metaverso y el blockchain están en boca de todos la frontera que separa el «gaming» de otras actividades de ocio en el universo digital es cada vez más difusa. Y eso juega definitivamente a favor de Microsoft. Videojuegos particularmente populares como los que Activision Blizzard tiene en su porfolio pueden perfectamente metamorfosearse en metaversos, los mismos que parecen abocados a ser el futuro de internet.

Con la adquisición de Activision Blizzard Microsoft da un fuerte golpe sobre la mesa en el todavía incipiente metaverso

Además, en la nueva era que se avecina Microsoft deberá enfrentarse no solo a «players» clásicos en el universo de los videojuegos como Sony o Nintendo sino también a titanes como Meta, Google, Apple o Tencent.

Sobre una eventual «megacompra» por parte de Microsoft en el área de los videojuegos lleva hablándose en los mentideros tecnológicos desde hace años. Sin embargo, el nombre de Activision Blizzard no llegó nunca a sonar tan fuerte como el de Sega, Square Enix, EA o Konami. En septiembre de 2021 un artículo publicado por The Next Web cifraba en apenas un 0,01% la probabilidad de que Microsoft echara efectivamente el guante a Activision Blizzard.

Más allá de los escándalos emparentados con la cultura corporativa de la compañía, Activision Blizzard ha tenido que bregar en los últimos tiempos con otros problemas. A muchos fans les pareció, por ejemplo, extraordinariamente decepcionante la reedición «Warcraft 3: Reforged». Y que la compañía haya elegido dar tanta preponderancia a juegos para el móvil como «Diablo Immortal» o «Call of Duty: Mobile» no ha gustado tampoco un pelo a muchos «gamers».

Así y todo, los problemas parecen no haber lastimado en modo alguno los resultados en el plano financiero de Activision Blizzard. En el tercer trimestre de 2021, por ejemplo, Activision, cuya plantilla la conforman alrededor de 10.000 personas, generó unos beneficios netos de 639 millones de dólares. En tan opulentas cifras se halla quizás la explicación al hecho de que, pese a los escándalos, Bobby Kotick siga al timón de la compañía.

Sin embargo, los títulos de Activision Blizzard sufrieron un importante prolapso a finales de 2021. Sus acciones tenían recientemente un valor de 65,39 dólares y Microsoft está ofreciendo ahora 95 dólares por título.

Cuando el escándalo a cuenta de los casos de acoso sexual y la discriminación en Activision Blizzard hurtaba hace unas semanas la atención de los medios, se hizo público un mensaje enviado por Phil Spencer, responsable de Xbox, a sus empleados. En ese mensaje Spencer decía estar «atónito y profundamente consternado por los terribles eventos y acciones» que habían tenido lugar en Activision Blizzard. «Este tipo de comportamientos no tienen cabida en nuestra industria», enfatizaba.

Se da la circunstancia de, una vez la operación haya sido completada, los responsables de Activision Blizzard deberán rendir cuentas de manera directa a Phil Spencer en calidad de CEO de Microsoft Gaming. Si para entonces las llamas provocadas por el escándalo que ha acechado en los últimos tiempos a Activision Blizzard no han sido convenientemente aplacadas, sus palabras podrían pasarle factura a Spencer.

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