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Pese a que las patatas fritas con engullidas con absoluta delectación a lo largo y ancho de todo el globo, en los últimos meses marcas como McDonald’s y KFC han tenido que comenzar a racionarlas en diferentes mercados.
Las patatas fritas son mucho más que una mera guarnición y tienen entidad suficiente como para ser devoradas en solitario, sin la compañía de ninguna otra vianda. E incluso cuando van acompañadas de la que parece a bote pronto su media naranja, la hamburguesa, no está muy claro cuál el plato principal, si la carne o las patatas fritas.
Sin embargo, y pese a que las patatas fritas con engullidas con absoluta delectación a lo largo y ancho de todo el globo (en particular en las cadenas de comida rápida), en los últimos meses marcas como McDonald’s y KFC han tenido que comenzar a racionarlas en diferentes mercados.
La carestía de patatas fritas ha forzado esta misma semana a la filial de McDonald’s en Indonesia a comenzar a escatimar este sabroso alimento. En el país asiático los clientes de la marca de los arcos amarillos pueden pedir actualmente solo patatas medianas o pequeñas «como consecuencia de la limitada disponibilidad» de este producto.
Poco antes, en la vecina Malasia, la célebre cadena de hamburgueserías se vio obligada también a racionar las patatas fritas. En el mercado malayo los clientes de McDonald’s tienen que conformarse con zampar patatas de tamaño mediano y tienen vetadas por ahora las de tamaño grande, tal y como recoge Vice.
El pasado mes de diciembre fue en Japón donde McDonald’s tuvo que adoptar medidas enfocadas a la austeridad en lo que a las patatas fritas se refiere. En el periodo comprendido entre el 24 y el 30 de diciembre los clientes nipones de la multinacional estadounidense tuvieron que resignarse a pedir única y exclusivamente patatas pequeñas.
Pero no solo las patatas fritas están comenzando a escasear en los establecimientos de McDonald’s. La penuria afecta también a los productos elaborados con patata como los «hash browns«, que fueron eliminados del menú de la cadena de comida rápida en Taiwán durante la segunda semana de enero.
La carestía de patatas fritas no está azotando única y exclusivamente a McDonald’s y a los mercados asiáticos. El pasado mes de enero KFC comenzó a ofrecer a sus clientes en Kenia pollo frito como guarnición alternativa a las patatas fritas.
En 2021 el mal tiempo afectó a algunas variedades de patatas y en los lineales de los supermercados en Sudáfrica comenzaron asimismo a escasear bolsas de patatas fritas de marcas como Lay’s y Simba.
«Hemos experimentado interrupciones en nuestro suministro de patatas debido a las heladas que han afectado a los campos de cultivo», explicaba el pasado mes de diciembre John Stevenson, vicepresidente senior de PepsiCo en África Subsahariana, matriz de Lay’s, en declaraciones a Business Insider South Africa.
No es que no haya patatas, es que McDonald’s y compañía confían mayoritariamente en las importanciones en algunos mercados
Las marcas directamente concernidas por el déficit de patatas fritas atribuyen mayoritariamente el problema a la pandemia. Así han explicado al menos la carestía McDonald’s en Indonesia y KFC en Kenia.
Que en este último país KFC haya emparentado la carestía de patatas fritas con el coronavirus ha indignado, no obstante, a los productores locales de patatas, que han echado en cara a la cadena su fuerte dependencia de las importaciones cuando el país africano se produce un millón de toneladas de patatas cada año.
KFC se ha defendido de las acusaciones argumentando que las patatas cultivadas en Kenia no cumplen los requisitos globales de calidad que garantizan su seguridad, y la compañía se ve obligada, por ende, a apoyarse en las importaciones.
En Indonesia el déficit de patatas fritas en McDonald’s echa también anclas en la fuerte dependencia de la cadena de las patatas producidas en suelo norteamericano. La cadena de los arcos amarillos importa patatas de las variedades Russet Burbank y Shepody, que son privilegiadas por McDonald’s por su gran tamaño y su bajo contenido en agua.
También Japón la famosa cadena de hamburguesería importa patatas procedentes de Norteamérica vía Vancouver (Canadá), donde las recientes inundaciones y el COVID-19 han retrasado los envíos.
No parece, por lo tanto, que las patatas fritas estén comenzando a escasear en algunos mercados porque no haya realmente cosechas de este tubérculo, sino porque las cadenas de comida rápida prefieren importarlas de otros países en lugar de confiar en agricultores locales.
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