Por qué la felicidad convierte las empresas en auténticos vergeles

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Pese a lo emparentada que está la felicidad con la rentabilidad en el seno de las empresas, muchas organizaciones no solo no la promueven sino que la aplacan para llevar en volandas a su némesis: la toxicidad.

Es a menudo ninguneada (y hasta pisoteada) en el ámbito empresarial, pero la felicidad obra no solo un efecto benéfico en la moral de los empleados sino también en la rentabilidad de las organizaciones. Cuanto más felices son las compañías, más frondosos brotes verdes echa también su rentabilidad.

Sin embargo, y pese a lo emparentada que está la felicidad con la rentabilidad en el seno de las empresas, muchas organizaciones no solo no la promueven sino que la aplacan para llevar en volandas a su némesis: la toxicidad.

Las culturas tóxicas emponzoñan a no pocas organizaciones y son el factor más importante (por encima incluso del salario) a la hora de predecir quién se marchará o no de una compañía con su talento a otra parte, según un reciente estudio publicado por MIT Sloan Management Review.

Un entorno de trabajo se troca en tóxico cuando falla estrepitosamente a la hora de espolear la diversidad, la igualdad y la inclusión, cuando los empleados son confrontados con constantes faltas de respeto, cuando el comportamiento de naturaleza poco ética se convierte en moneda común de cambio o cuando existe una rivalidad absolutamente feroz entre empleados.

Está claro que hay toda plétora de factores que marchitan como una flor la felicidad en el trabajo, pero ¿cómo pueden las empresas perseguir la dicha que tantísimo se empeñan en asfixiar?

Invertir dinero con el último objetivo de reducir la carga de trabajo de los empleados, poner límites a los horarios de trabajo y esforzarse por unir a las personas para que conecten como seres humanos son en términos generales fórmulas eficaces para dar fuelle a la felicidad en el trabajo, asegura Katina Sawyer, cofundadora de la consultora enfocada ala cultura corporativa Workr Beeing, en declaraciones a WorkLife.

¿Cómo pisar el acelerador de la felicidad en el trabajo?

«Si constatas que mucha gente está infeliz en el trabajo, es probablemente un síntoma que hay problema de cultura corporativa de tu empresa», advierte Patricia Grabarek, cofundadora de Workr Beeing. «Si bien es cierto que algunas personas están más predispuestas que otras a sentir emociones negativas en los entornos laborales, la mayor parte de la gente desea disfrutar del trabajo que está acometiendo. Lo que a menudo abordamos como un problema relacionado con las personas es en realidad un problema que echa anclas en el contexto», añade.

Sawyer tiene el pleno convencimiento de que la gente se siente motivada en el lugar de trabajo por cosas muy similares. «La autonomía, el feedback, el propósito, el sentimiento de pertenencia y la posibilidad de acometer un trabajo suficientemente atractivo son cosas que los trabajadores buscan a todos los niveles», subraya.

Plantar la simiente de la felicidad en el trabajo es además vital no solo para evitar la fuga de talento sino también para aguijonar la rentabilidad de las empresas.

Hay, de hecho, toda una plétora de informes que constatan que las culturas corporativas impregnadas de felicidad son también buenas en términos de negocio. «Que una persona dé cuenta de un alto rendimiento en el trabajo es algo atribuible en un 35% a la seguridad psicológica y el bienestar del empleado», insiste Grabarek.

La felicidad tiene tanta relevancia en el lugar de trabajo que algunas empresas, conscientes de que sus ingresos y sus beneficios son en buena parte deudores de las sonrisas desplegadas por sus propios empleados, se están colgando de la figura del chief happiness officer. Puede no parecerlo a bote pronto, pero el éxito empresarial fluye mejor en un mar de felicidad que un mar de infelicidad.

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