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La innovación no se puede forzar. Sí se puede, en cambio, crear el ambiente más óptimo para generar ideas realmente innovadoras.
Las emprendedores exitosos y las mentes creativas más brillantes del mundo juegan con una baza muy importante de la que somos huérfanos a menudo el resto de de los mortales: su músculo de la innovación está extraordinariamente desarrollado y eso les permite alumbrar rompedoras ideas capaces crear nuevos mercados desde cero, resolver todos los problemas con los que se topan de manera creativa o ir siempre un paso por delante de la competencia.
La innovación es extraordinariamente valiosa, pero es una cualidad que no se prodiga demasiado y que tampoco se puede forzar. Sí se puede, en cambio, crear el ambiente más óptimo para generar ideas realmente innovadoras.
Para crear un entorno que propicie las ideas innovadoras y favorezca su germinación podemos echar mano de los «fertilizantes» que disecciona a continuación Larry Alton en un artículo para Inc.:
1. Dar alas al tiempo de inactividad
Se dice a menudo que las mejores ideas surgen en la ducha. Y es que la ciencia sugiere que cuando estamos aburridos, estamos particularmente prontos a desarrollar ideas innovadoras.
Cuando nuestra mente no está ocupada en nada particularmente interesante o importante, se dedica a deambular más o menos libremente. Y es precisamente en ese momento cuando tiende a aflorar la innovación.
Si queremos pensar de manera más innovadora, deberemos aprovisionarnos de más ratos muertos para dejar vagar la mente a su libre albedrío.
2. Espolear la interacción
Cuando estamos expuestos a grupos intelectualmente muy diversos, tendemos a pensar también de manera más innovadora.
Hablar con personas dueñas de puntos diferentes a los propios es importante para nutrirse de más ideas y perspectivas y pensar en último de manera más creativa.
3. Recibir estímulos
La inspiración de naturaleza innovadora es fuertemente deudora de los estímulos externos. Tales estímulos externos pueden tomar la forma de películas, series, libros, podcasts, obras de arte o simplemente algo de tiempo en la naturaleza.
Debemos encontrar cosas que nos interesen y que aguijoneen nuestro pensamiento creativo.
4. Aprender de otras pensadores innovadores
Es una buena idea fijar la mirada en mentes innovadoras que realmente nos inspiren y tratar de dilucidar de dónde emana su innovación.
Las personas innovadoras tienen a menudo hábitos, aficiones o ciertos enfoques a la hora de aprender que les ayudan a pensar de manera más dinámica. Conviene remedar tales técnicas y comprobar si nos resultan también eficaces.
5. Abrazar ideas de todas las personas y todos los niveles
En el seno de las organizaciones la innovación puede plantar su simiente en cualquier persona. Por eso es importante dar voz a todas las personas y abrazar las buenas ideas independientemente del lugar donde se originan.
6. Adoptar una mentalidad que favorezca el cambio y el crecimiento
Las organizaciones grandes tienden ser perezosas e inamovibles. En cierto modo esa es su mayor fortaleza, pero en este tipo de organizaciones es imposible adoptar nuevas ideas con un mínimo de agilidad.
Una organización enfocada a la innovación debe ser capaz de abandonar hábitos fuertemente arraigados y hacer grandes cambios si las ideas que persiguen realmente lo merecen.
7. Dar fuelle a la autonomía
Aun cuando es una ventaja que las organizaciones sean deudoras de una cultura fuerte que repercuta en todas las personas y los niveles, es también una ventaja estimular el aislamiento y la autonomía.
A veces merece la pena que los supervisores y los jefes de departamento tomen sus propias decisiones e implementen los cambios que consideren oportunos en lugar someter todas las ideas a un tedioso proceso burocrático de revisión. De esta forma, el cambio y el crecimiento hallan más terreno libre para pegar el estirón.
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