La petición del sector a la Academia de la Publicidad

Las tensiones en el seno de la Academia de la Publicidad continúan. El año pasado, un grupo de socios de la misma, exsocios y Académicos de Honor lanzaron un manifiesto en el que expresaban su disconformidad con algunas de las decisiones que la institución había tomado. Todo esto ha conducido a que este miércoles, 19 de enero, se celebre una Asamblea General Extraordinaria. Sin embargo, el colectivo que exige cambios no está conforme con esta decisión.

Por un lado, Francisco González, fundador de PresidentEx, ha compartido una carta en la que «ruega» que no se realice. En ella, pide al presidente de la Academia, Félix Muñoz, que suspenda la Asamblea. Según afirma, lo hace por «el bien de la Academia de la Publicidad y de sus órganos de gobierno» y «demostrará buen juicio, voluntad positiva y ánimo de consenso».

Otro mensaje está firmado por el colectivo Publicitarios por la Academia, que se ha dirigido directamente a los profesionales de la publicidad y a los órganos de gobierno de la misma para señalar los contras de la Asamblea.

La carta de Francisco González

«Todos conocen de sobra mis repetidos intentos por conseguir ese consenso, por el que vuelvo a abogar aquí y en el que he insistido tanto de palabra como por escrito ante la Junta Directiva de la Academia y ante la opinión pública», dice en el escrito.

«Sin consenso, la Academia no tiene futuro. No veo viable que la Academia sobreviva a una permanente lucha fratricida que socave sus ya debilitados cimientos: es imposible que salga adelante sin que, como es el caso actual, una parte fundamental de sus principales socios, de quienes crearon la institución y de aquellos que la prestigian con sus títulos de académicos de honor, la respalden», continúa.

El profesional considera que todo esto podría llevar «al cisma», a la «secesión» o a su «desaparición definitiva». Respecto a la solución para que esto no suceda, tiene claro que reside en la «transparencia» y en el «diálogo«. Puntualiza que la primera no consiste en “ocultar hechos relevantes ni disfrazarlos de lo que no son” y que la segunda no es «monólogo», sino «aceptar la mano tendida por aquellos que mantienen una postura crítica positiva».

Las razones por las que Francisco González pide que no se celebre la Asamblea General Extraordinaria de la Academia de la Publicidad

Las razones fundamentales de esta petición, que él ha llamado «ruego», son dos. La primera de ellas es que la Asamblea General Extraordinaria «no ha sido correctamente convocada» y que «no se ha respetado para su convocatoria lo estipulado en nuestros vigentes estatutos».

«Probablemente ha sido por la prisa, por esa extraña urgencia en resolver por una vía rápida, irreflexiva y fronterizamente democrática el asunto de mayor calado que puede existir en una asociación como la nuestra: la norma fundamental por la que se rige», dice en la carta.

A continuación, señala que, si se lleva a cabo, habrá alguien que «la impugne» y que esto significaría «un largo período de ‘impasse’ que, en la práctica provocaría la paralización de la actividad eficaz de la Academia».

El segundo motivo es que la propuesta de modificación de estatutos presentada por la Junta Directiva contiene «algunas contradicciones, varios puntos desafortunados o innecesarios». «Me parece muy probable que, pese a haber sido hecha esta propuesta de modificación con la mejor de las intenciones, no ha contado con el tiempo necesario para reflexionar con calma sobre la redacción, el contenido y el sentido de los textos que se plantean, sin duda, porque el procedimiento elegido no ha sido el idóneo», insiste.

Para haberlo hecho bien, Francisco comenta que debería haber pasado por varias etapas, como el proceso que se sigue para aprobar una ley. «No se puede garantizar, en absoluto, un resultado conveniente, sino que corremos el riesgo de obtener un apaño/componenda poco ortodoxo y de dudosa eficacia, con reminiscencias de eso que el diccionario de la Real Academia Española define como un ‘trabajo hecho mal y sin esmero’», dice.

«Y sí, me parece que seguir adelante con la celebración de la asamblea podría llegar a constituir un episodio de conducta temeraria«, comenta más adelante. «Es fácil: solo se necesita la voluntad de quien puede dar el paso en beneficio del sentido común. Yo, se lo ruego encarecidamente», concluye.

La propuesta de Publicitarios por la Academia

Por su parte, Publicitarios por la Academia hace especial hincapié en su comunicado en que esperaban que se desconvocara esta Asamblea. Después afirman que se ven «en la obligación de informar a todos de los riesgos que esta precipitación puede provocar«.

De esta manera, señalan que los textos «contienen múltiples desatinos, la mayoría de ellos tan disparatados que, por evidentes, no merece la pena comentar». Por ello, directamente incluyen la norma que se sugiere incluir en el Reglamento de Distinciones, que sería la siguiente:

«En el caso de que un Académico de Honor o Publicitario del Año hubiera dejado de cumplir, antes o después de su nombramiento, el principio de Integridad y si así lo demostrase una sentencia judicial firme, la Junta Directiva podrá proponer a la Asamblea General la retirada de su condición».

Desde Publicitarios por la Academia recalcan la «inutilidad» de la misma, así como la falta de otros tres «criterios fundamentales», que serían el mérito, la generosidad y la ejemplaridad. Esto es lo que se plantea el colectivo:

«¿Si se incumplen flagrantemente, no permitirían la retirada de su condición? Y, lo que es peor, si esa ‘sentencia judicial firme’ demostrase que el hipotético ‘Académico de Honor o Publicitario del Año’ es un asesino, un violador, un traficante de drogas (por poner solo algunos coloristas ejemplos de delitos tipificados en el Código Penal)… ¿no se podría ‘proponer a la Asamblea General la retirada de su condición’?».

Según este, lo que se necesita es «tiempo, sentido común y reflexión», en lugar de «una asamblea de urgencia, convocada para salir del paso porque hay una serie de socios importantes, de fundadores y expresidentes de la Academia y un buen número de académicos de honor que están demandando algo que incomoda a parte (suponemos que solo a parte) de la Junta Directiva».